Los hijos del pueblo
levanten la frente
al sol refulgente de la libertad.
Sepamos ser libres
no siervos menguados,
derechos sagrados
la Patria nos da. (Himno Patriótico del 15 de Septiembre)
Artículo 77.- La educación pública será organizada como un proceso integral correlacionado en sus diversos ciclos, desde la pre-escolar hasta la universitaria. (Constitución Política de Costa Rica)
Tenía algunos días viendo que escribía sobre el FEES, pero la verdad es que ya hay dos personas que lograron explicarlo mejor, incluso publicaron en el periódico La Nación, el 24 de Octubre del 2002.
Por supuesto, podría agregar muchas más cosas, como comentar que la gran masa de graduados del INA o universidades privadas jamás podrán producir verdadero desarrollo en Costa Rica, pues el desarrollo surge de la investigación y la creación, no las labores técnicas, de maquila o plagio y mucho menos de llenar fábricas de propiedad extranjera, ya sean de zapatos o de software. Habrán excepciones, pero en general la formación en estos lugares se enfoca en crear obreros y en el caso de las universidades privadas también cobrar bastante por ello.
Pero creo que para haberlo escrito hace ocho años está bien. Lamentablemente hoy le piensan recortar el presupuesto a las universidades públicas del país, y el actual ministro de educación es Leonardo Garnier... ¡ah cosas!
Aquí está una copia de los dos artículos http://wvw.nacion.com/ln_ee/2002/octubre/24/opinion3.html y http://wvw.nacion.com/ln_ee/2002/octubre/24/opinion5.html:
Sub/Versiones
Leonardo Garnier
garnier@amnet.cr
Quien diga que un mes menos de clases no hace diferencia en el aprendizaje, no sabe nada de educación. Y quien diga que en el país no hay recursos para hacer esa inversión, no sabe nada de economía.
El Gobierno defiende el recorte argumentando que, en las condiciones de nuestras escuelas y colegios y dado el contenido de los programas vigentes, ese mes adicional ‘sobra’: que no puede ser aprovechado y que los estudiantes se la pasan viéndose las caras, sin que los profesores sepan qué hacer. Entonces, sin entender la sentencia certera de Cristovam Buarque – cualquier escuela es mejor que ninguna escuela–, cortaron el curso lectivo.
Si los contenidos son insuficientes, lo que correspondía no era cortar el curso, sino renovar y reforzar ese contenido. Si hay deficiencias en las aulas, lo que correspondía era corregir esas carencias. Así lo entendieron los dos gobiernos anteriores, en los que Eduardo Doryan, Claudio Gutiérrez y Guillermo Vargas lograron que se construyeran más aulas que en todo el cuarto de siglo anterior, ampliaron y financiaron la cobertura de los programas de informática educativa, crearon y consolidaron un ambicioso programa de inglés en las escuelas, las dotaron de nuevos libros de texto, elevaron la cobertura en preescolar y secundaria… y le devolvieron al curso lectivo sus 200 días.
Además, se estableció un mandato constitucional en la administración Figueres, en que los costarricenses nos comprometemos a invertir al menos un 6 por ciento del PIB en la educación de nuestros jóvenes. Cuando el Gobierno recorta el curso lectivo diciendo que “para eso no hay plata”, no solo está violando la Constitución, sino que, al hacerlo, está renunciando a esa inversión en la gente. Usar como excusa que “el dinero no alcanza”, lo único que significa es que, para el Gobierno que tiene cosas más importantes en las que gastar esa plata, la educación no está dentro de sus prioridades. Y esa es una proclama de ignorancia e irresponsabilidad de magnitudes históricas.
Los propios ministros de Hacienda de Iberoamérica, en la cumbre del 2000, afirmaron que postergar estas inversiones“ya no es solo una falta a la ética, sino un error económico que priva a la sociedad de su principal recurso para adaptarse a la veloz incorporación del progreso técnico en los procesos productivos”. La CEPAL ha demostrado que hacen falta diez o más años de educación para que nuestros jóvenes tengan posibilidades aceptables de escapar de la pobreza. Demostró, además, que la educación se paga sola: el costo de financiar tres años más de educación secundaria es entre seis y ocho veces más bajo que los ingresos adicionales que esas personas podrán ganar, con esa educación, en sus primeros diez años de trabajo. Y estos cálculos no incluyen los beneficios que la sociedad en su conjunto recibe de una mayor y mejor educación, que son muchos más. ¿Cuál inversión puede mostrar una mejor tasa de retorno? ¿Cómo decir que les apostamos al futuro y a los jóvenes cuando le regateamos a la educación? Ayer, la educación era gratuita y obligatoria. Hoy, se rige por la contabilidad y las encuestas. Más que un déficit fiscal, parece que padecemos un grave déficit de liderazgo.
Y el otro artículo, es este:
Solo los ríos no se devuelven
• Terrible amenaza para la nación
Óscar Arias Sánchez
Un sabor amargo recorre la patria. Hemos sido notificados por la señora ministra de Educación, Ástrid Fischel, de que, debido a la falta de presupuesto, se reducirá el curso lectivo. ¡Qué tristeza que un retroceso en el sistema educativo llene de titulares páginas enteras de los medios de comunicación! ¿Cómo hacer para que nuestros gobernantes comprendan que en materia educativa no podemos quedarnos estancados?
La educación ha sido, para Costa Rica, instrumento de superación en varios frentes: el de la democratización política, el de la búsqueda de la igualdad y el de la lucha contra la pobreza, entre otros. Una educación que pretenda preparar al ser humano para una vida útil y satisfactoria, en medio de la incesante transformación científica y tecnológica de nuestro tiempo, requiere enormes recursos económicos. No por ello voy a sugerir que los logros educativos dependen únicamente de la magnitud de los recursos económicos invertidos. Decía el ilustre maestro Omar Dengo que economizar en educación es economizar en civilización. Estas sabias palabras, expresadas hace ya muchos años, siguen teniendo vigencia hoy más que nunca.
Por la libertad. El deterioro del sistema educativo es una temible amenaza para cualquier nación. “Después del pan, la educación es la primera necesidad del pueblo”, decía Dantón hace más de dos siglos. Por su lugar y su momento, aquella afirmación podría significar que la educación es indispensable para unir, a la satisfacción de las necesidades materiales, el disfrute de la libertad. Un pueblo sin educación no puede ser libre, y esta es una de las premisas en las que se ha fundamentado la acción del Estado costarricense desde los albores de nuestra historia republicana.
Hoy, en un mundo sin fronteras para el capital o para el conocimiento, la educación es base fundamental del desarrollo económico y de la capacidad competitiva de las naciones. Dentro del proceso de globalización, los más capacitados, los portadores del conocimiento pueden volar libremente por encima de todos los obstáculos y de todas las fronteras, sin amarras y ajenos a las diferencias étnicas y nacionales.
Útil y significativo.Es necesario que la educación se convierta en un instrumento para el cambio, cuya función principal consista en enseñar a aprender y no solamente en proporcionar aprendizaje. La educación debe propiciar la capacidad de cada persona para ocupar un lugar dignamente útil y significativo dentro de la sociedad.
Debemos realizar un esfuerzo excepcional para fortalecer nuestra educación básica. La globalización exige, para que los pueblos sobrevivan dentro de ella, hacer un esfuerzo significativamente mayor en el campo cualitativo de la educación. Durante más de un siglo, Costa Rica ha hecho de la educación su patrimonio más valioso y, con ello, ha demostrado que la pobreza no debe ser necesariamente un obstáculo en la lucha contra la ignorancia.
Una exhortación.El 3 de octubre del 2001, durante la campaña electoral, entregué a los entonces candidatos a la presidencia de la República, don Rolando Araya y don Abel Pacheco, una exhortación para que consideraran algunas de mis sugerencias para disminuir la crisis por la que estamos atravesando. Además de lo que considero debe hacerse en el campo económico, les manifesté lo siguiente:
“Como lo he venido diciendo a lo largo de los últimos diez años, es indispensable hacer un mayor esfuerzo para mejorar la calidad y la cantidad de nuestra educación... Es imperdonable para América Latina que, por no ofrecerles oportunidades para educarse, nuestros líderes políticos condenen a los jóvenes, en el siglo XXI, a ser peones como lo fueron nuestros bisabuelos en el siglo XX… En la actualidad no se cumple el precepto constitucional de destinar el 6% del PIB a financiar la educación de nuestro pueblo. El saneamiento de nuestras finanzas debe permitirnos invertir más en educación. La meta debe ser universalizar la enseñanza media para el 2010, de tal manera que nadie hasta los 17 años de edad esté ausente de las aulas”.
Entonces ambos candidatos se comprometieron a apoyar esta iniciativa. “Solo los ríos no se devuelven”, dice la sabiduría popular. En esta hora difícil se requiere encontrar la voluntad para buscar los recursos económicos faltantes y poder así rectificar este grave error. Ya el trámite del proyecto de ley de ordenamiento fiscal ha probado hasta ahora, en una materia tan esquiva, los beneficios del diálogo y la negociación entre partes cuyas posiciones parecían inicialmente irreconciliables. Por la mejor educación posible de nuestras niñas, niños y jóvenes bien vale la pena rectificar sin mirar atrás buscando presuntos responsables.
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